Imaginemos por un momento que tenemos la misión de regar un majestuoso árbol. Seguro ya estás visualizando los pasos, ¿verdad? Conectamos la manguera a la fuente de agua, abrimos la llave, dirigimos el chorro y... voilà, el árbol goza de su refrescante baño. Parece sencillo, manejable, hasta controlable.
Ahora, cambiemos el panorama. Recordemos el ejemplo del artículo anterior e imaginemos que nuestro objetivo es llevar oxígeno y nutrientes a todos nuestros músculos y órganos para que puedan desempeñar sus funciones de manera óptima cada vez que lo necesiten. Claramente, requeriríamos un sistema de distribución automático. ¿Se empieza a complicar el cuadro, verdad? Si el sistema no se encuentra adecuadamente diseñado, podríamos encontrarnos con órganos y músculos mal nutridos en algunas áreas y sobrealimentados en otras. Agrega a este escenario la complejidad de contar con centenares de fuentes de nutrientes, miles de arterias, venas y capilares y millones de células. ¿Te parece descabellado? Esa es precisamente la magnitud de desafío que representa una red eléctrica típica cada segundo, tal como la que opera en nuestro amado México.
Nuestro Sistema Eléctrico Nacional es una gigantesca red con innumerables centrales eléctricas, líneas de transmisión, de distribución y subestaciones. Si a esto le sumamos que la demanda energética varía segundo a segundo, podrías pensar que estamos ante un imposible. Pero no es así, gracias a la genialidad de un científico ruso-americano: Charles Proteus Steimetz, o Karl Augustus Steinmetz en sus tiempos en Rusia.
Steinmetz nos dejó un legado invaluable, entre el cual se encuentra un precioso regalo para nuestro caso: el fasor. Esta herramienta matemática nos permite simplificar los cálculos de corriente alterna, transformándolos en un conjunto de tres matrices sencillas: la de potencia, la de admitancia y la de desplazamiento. Cualquier calculadora científica que se respete, lo puede resolver. Por lo que, al usar esta herramienta, pasamos de un caos indescifrable a un sudoku que, con un poco de habilidad, cualquiera podría resolver. Esta simplificación nos permite modelar y manejar nuestras redes eléctricas en tiempo casi real.
Todo esto nos lleva a hablar del futuro energético: las "Smart Grids" o Redes Inteligentes. Una Red Inteligente toma decisiones automáticamente para garantizar la estabilidad de la red, la continuidad del suministro, la calidad de la energía y la minimización de pérdidas. Igual que tu cerebro dirige todas las funciones de tu cuerpo, una Red Inteligente busca: equilibrio, adaptabilidad, eficacia. Y aquí es donde la Inteligencia Artificial (IA) se vuelve un elemento indispensable para estas nuevas Smart Grids.
En nuestro Centro de Investigación e Innovación Tecnológica Aplicada a Potencia (CIITAP), estamos comprometidos con el desarrollo de tecnología de electrónica de potencia inteligente que utiliza I.A. Reconocemos que la innovación y la investigación son las claves para desbloquear las puertas a un futuro energético más sostenible y eficiente.
La IA podría transformar el futuro de las Smart Grids y, por extensión, el futuro energético de México, de varias maneras:
Estos son solo algunos ejemplos de cómo la Inteligencia Artificial podría transformar el futuro de las Smart Grids y el futuro energético de México. En CIITAP, estamos emocionados por las posibilidades y comprometidos a hacer nuestra parte para hacer realidad este futuro.
Te invitamos a unirte a nosotros en esta emocionante aventura. Si quieres saber más sobre nuestro trabajo en CIITAP, sigue este enlace 👉 [CIITAP: Centro de Investigación e Innovación Tecnológica Aplicada a Potencia] y descubre cómo juntos podemos encender las chispas del futuro energético. ¡Te esperamos!
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